DIFERENCIAS EN EL USO DEL TIEMPO
Este es el tema que he elegido para realizar un
breve análisis sobre la diferencia entre mujeres y hombres en lo que respecta
al tiempo dedicado al cuidado del hogar
y de la familia. Los datos han sido obtenidos de la página web del
Instituto de las Mujeres, específicamente del apartado Conciliación de “Mujeres
en cifras”.
DATOS
A continuación, un breve
análisis de los datos que presentan los informes que se relacionan, de “Mujeres en cifras”
(Instituto de la Mujer), sobre este tema:
Tiempo
dedicado al hogar y la familia según tipo de actividad
Diferencias
en el uso del tiempo
Población inactiva según motivo de no buscar empleo
- Para el período 2009-2010 (última Encuesta de empleo), las mujeres dedican un 67,3% más de tiempo que los varones, al cuidado del hogar y la familia, destacando la diferencia de tiempo en tareas como actividades culinarias, cuidado de niños y personas dependientes, compras y organización de la casa. Este fenómeno podría deberse en parte a las estructuras tradicionales de género que asignan a las mujeres un papel predominante en las labores domésticas y el cuidado de la familia.
- En lo que respecta al uso del tiempo, según los datos correspondientes al período 2009-2010 (última encuesta de empleo), se pueden observar diferencias notables en varios ámbitos, siendo las mayores diferencias el trabajo remunerado y el tiempo libre, aunque la más significativa corresponde al tiempo dedicado al cuidado del hogar y la familia.
- Por último, en relación al informe sobre población inactiva según motivo de no buscar empleo, es evidente una marcada disparidad entre hombres y mujeres en los motivos “Cuidado de niños o de adultos enfermos, incapacitados o mayores” y “Otras obligaciones familiares o personales”. En el año 2022, se observa que, en estos dos motivos en particular, el porcentaje de mujeres que alega estas razones es un 91% mayor en el primer caso y un 81,4% mayor en el segundo, en comparación con los hombres.
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos
llegar a la conclusión de cómo persisten los estereotipos de género que
perpetúan la división tradicional del trabajo en el hogar y la familia, y,
sobre todo, el gran impacto que esto puede tener en la vida de las mujeres.
Esta distribución desigual de
las responsabilidades, puede limitar la participación de las mujeres en el
mercado laboral. Dado que dedican más tiempo al trabajo no remunerado en el
hogar, a menudo tienen menos tiempo disponible para el trabajo remunerado y
para el desarrollo de sus habilidades y trayectoria profesional, pudiendo dar
lugar a una brecha salarial de género y una limitación en sus oportunidades de
ascenso.
También se puede traducir en disfrutar
de menos tiempo para el ocio, el cuidado personal y la participación en
actividades extralaborales, lo que puede contribuir a la falta de igualdad en
el acceso a oportunidades culturales y de desarrollo personal.
SOCIALIZACIÓN DIFERENCIAL
La socialización diferencial de niñas y niños
desempeña un papel fundamental en el origen de las desigualdades de género mencionadas.
Esta socialización comienza desde una edad temprana y se basa en las normas y
expectativas sociales que la sociedad tiene hacia cada género.
Me gustaría hacer un breve análisis de cómo la socialización diferencial contribuye a las desigualdades objeto de este breve análisis:
- Desigualdades en el cuidado del hogar y la familia: La socialización diferencial inculca roles de género desde la infancia, donde se espera que las niñas desarrollen habilidades domésticas y de cuidado, mientras que a los niños se les alienta para que sean independientes y se enfoquen en actividades no relacionadas con el hogar. Esto crea una base para que las mujeres asuman una carga desproporcionada de las responsabilidades del hogar y la familia en la edad adulta, ya que se les ha socializado para ello desde temprana edad.
- Desigualdades en el uso del tiempo: La socialización diferencial también influye en cómo las niñas y los niños perciben sus roles en la sociedad. A menudo, se enseña a las niñas a ser cuidadoras y responsables del bienestar de la familia, lo que puede llevar a que dediquen más tiempo al cuidado del hogar y la familia en su vida adulta. Por otro lado, se fomenta en los niños la idea de que su éxito se mide principalmente en términos de logros profesionales, lo que puede llevar a una distribución desigual del tiempo en el trabajo remunerados.
- Desigualdades en la inactividad laboral: La socialización diferencial también puede influir en las decisiones de las mujeres sobre su participación en el mercado laboral. Cuando se les socializa para priorizar las obligaciones familiares y personales, como el cuidado de niños o adultos enfermos, es más probable que opten por la inactividad laboral o trabajos a tiempo parcial, lo que contribuye a la disparidad de género en la participación laboral.
En pocas palabras, desde que somos niños nos han enseñado que las niñas deben hacer ciertas cosas y los niños otras. Esto hace
que cuando somos adultos, las mujeres tiendan a hacer más tareas del hogar y
los hombres a centrarse más en el trabajo. Para solucionar esto, necesitamos
cambiar esas ideas desde pequeños y enseñar a todos que pueden elegir lo que
quieran hacer, sin importar si son chicos o chicas. La igualdad comienza desde
la infancia, y debemos educar de manera que todos tengan las mismas
oportunidades y no se sientan limitados por roles de género tradicionales.
ESTRAGEGIAS DE CAMBIO
¿Qué podríamos hacer para solucionar esto?:
- Seguir apostando por una educación de género inclusiva. Fomentar una educación que promueva la igualdad de género desde una edad temprana, puede ayudar a romper estereotipos y roles de género tradicionales. Para ello es necesario seguir insistiendo en redefinir los roles de género; esto incluye enseñar habilidades domésticas tanto a niñas como a niños, para que puedan compartir las responsabilidades del hogar y la crianza en igualdad de condiciones.
- Seguir implementado políticas de igualdad y conciliación. Es fundamental que los gobiernos y las empresas sigan implementando y velando por el cumplimiento de políticas que permitan una mejor conciliación entre el trabajo remunerado y las responsabilidades familiares. Esto incluye el acceso a guarderías asequibles, horarios flexibles y licencias parentales compartidas, que permitan a las mujeres y los hombres equilibrar sus responsabilidades familiares y profesionales de manera más equitativa.
- Continuar promoviendo la corresponsabilidad. Fomentar la participación activa de los hombres en las tareas domésticas y el cuidado de la familia es esencial. Esto puede lograrse mediante campañas de concienciación y programas de apoyo a la paternidad activa.
En conclusión, las desigualdades
de género en el tiempo dedicado al hogar y la familia, así como en el uso del
tiempo, son el resultado de una socialización diferencial anclada en
estereotipos de género tradicionales. Para abordar estas desigualdades, es
necesario un enfoque integral que promueva cambios en la educación, políticas
de apoyo y promoción de la corresponsabilidad de género en todas las esferas de
la vida.
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