Para abordar este último reto, he decidido hacer una pequeña reflexión sobre cómo, desde cualquier puesto que ocupemos en las Administraciones Públicas, podemos contribuir al avance de la igualdad.
Como integrantes de una organización, poseemos la capacidad de
emprender acciones que promuevan la igualdad de género. Nuestro cuerpo, grupo,
nivel jerárquico, posición o funciones no deberían constituir un obstáculo para
integrar la perspectiva de género, tanto en nuestras responsabilidades como
empleadas y empleados públicos, como en nuestra conducta en el entorno laboral.
En primer lugar, es esencial que
reflexionemos sobre posibles sesgos de género en nuestras creencias, incluso si
no son conscientes. Reconocer y cuestionar nuestras percepciones, es un paso
importante para promover la igualdad de género.
Podemos prestar atención a indicios
de desigualdad de género en el lugar de trabajo y ser modelos a seguir en
nuestras interacciones con colegas, con el resto de personal y con cualquier persona con quién nos relacionemos en el contexto laboral. Comprometámonos a utilizar un lenguaje respetuoso, igualitario e inclusivo y bridemos un trato empático, justo y equitativo en todas las circunstancias.
Apoyemos a nuestros colegas
compartiendo conocimientos e información sobre igualdad de género. También
debemos alzar la voz si observamos situaciones injustas basadas en el género y
denunciar cualquier incidente de acoso o discriminación. Crear un ambiente de
trabajo inclusivo es fundamental para lograr un cambio significativo.
Comprometámonos a formarnos en
igualdad de género y busquemos recursos adicionales para mantenernos
actualizados sobre estos temas y cómo abordarlos en el entorno laboral.
Participemos en programas de formación y mantengámonos al tanto de las mejores
prácticas en la Administración, para convertirnos en defensores efectivos de la
igualdad.
Asistamos a talleres, cursos, charlas y animemos a nuestros colegas a hacer lo mismo y así aumentar la conciencia sobre los sesgos de género, la
importancia de la diversidad e inclusión y la promoción de prácticas laborales igualitarias.
Como empleadas y empleados públicos, tenemos la capacidad de influir
positivamente en nuestro entorno laboral y contribuir al cambio hacia una
sociedad más justa y equitativa.
La igualdad de género es un objetivo compartido que requiere del compromiso de todas y todos, sin importar nuestra ocupación ni nuestra posición dentro de la organización en la que prestamos servicio.
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